Alan Cleland empezó a surfear sin nada. En las playas de su natal Boca de Pacuales, una comunidad rural del estado de Colima, simplemente se subió a las olas por imitar a su padre, un irlandés que llegó a echar raíces en esa zona del Pacífico mexicano. Al chiquillo no le importó entrenar con las enormes tablas viejas y los pantalones cortos todos rotos que su papá ya no usaba, porque quien sueña con ser surfista no necesita nada más que las ganas de tirarse a esa inmensidad llamada mar.
Han pasado 17 años desde la primera vez que se subió a una tabla. Alan ya no es aquel niño que surfeaba por diversión y por encontrar la paz que le invadía el cuerpo cuando sentía el agua fría: es el primer surfista mexicano que participará en unos Juegos Olímpicos.
Alan Cleland consiguió la plaza olímpica en junio último, cuando participó en el World Surf League Championship Tour que se realizó en las playas salvadoreñas La Bocana y El Sunzal, donde el oleaje en las aguas profundas es un tesoro para los surfistas. Ahí el mexicano se proclamó campeón del mundo, obtuvo su pase para París 2024 y también un lugar para participar en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
De niño, Cleland nunca tuvos sueños olímpicos porque este deporte no figuró en el programa de la competencia internacional más importante del mundo hasta Tokyo 2020 donde la hawaiiana Carissa Moore y el brasileño Ítalo Ferreira hicieron historia como los primeros en ceñirse una medalla de oro en el surf, una disciplina que ha cargado con el estereotipo de que es practicada por “hippies y drogadictos”.
“Con mi participación en París quiero que más gente entienda el surf como lo bonito que es, que lo tomen con seriedad y que no lo vean sólo como un espectáculo. Quiero decirle a la gente que el surfing es un deporte extremo y profesional, no es de hippies; es un deporte de alto rendimiento. Sé que mucha gente no lo sabe, pero entrenamos hasta el cansancio y peleamos por grandes resultados. Ya estamos en los Juegos Olímpicos, es algo importante”, dice en entrevista con Proceso.
En Boca de Pascuales, el surfista irlandés Alan Cleland crió a su primogénito entre las olas. La madre del niño fue su cómplice, esa mujer mexicana no dudó en permitir que su hijo fuera surfista porque admiraba lo que hacía su padre. Desde que Alan George Cleland Quiñonez se montó en la tabla fue innegable su talento.
Golpes
Alan padre le enseñó todo lo que estaba a su alcance, desde cómo pararse en la tabla, los movimientos de los brazos y la mejor forma para caer en el agua. Cuando el pequeño cumplió 13 años lo inscribieron en sus primeras competencias. En el Mundial Junior de 2015, en Oceanside, California, la mayoría de sus rivales tenían 16 años y Alan terminó en el lugar 41 de 57 competidores.
“Lo primero que debes saber al practicar surf es que hay muchas caídas, es de ley; siempre te vas a caer, pero es lo que lo hace divertido. En el surf las caídas son aprendizaje. Siempre que regresas al mar vas a encontrar olas diferentes y debes estar preparado, ninguna ola se repite. Hay olas con las que vas a perder más de lo que ganas, el mar siempre te va a enseñar algo nuevo, eso es muy especial”, narra.
INFORMACIÓN: PROCESO