Otis llegó a tierra el miércoles con vientos devastadores de 277 kilómetros por hora y la magnitud total de su destrucción apenas se está contabilizando.
Vecinos de la zona conurbada de Acapulco aún reclaman ayuda y servicios. Sus colonias que de por sí ya carecían de lo más elemental para vivir fueron severamente afectadas y sus viviendas arrasadas por la fuerza del huracán.
En las colonias populares y marginadas de Acapulco ronda el hambre, la sed y hasta la muerte.
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