‘El Dorado’ africano. Con el 69% de la población en la miseria, el principal proveedor de ganado de la península arábiga pretende reemplazar a las vacas y ovejas por los ingresos del crudo
Un pescador a su llegada a puerto con la mercancía.
Somalia es un nuevo El Dorado. El país africano ofrece enormes posibilidades de negocio sin ni siquiera pisar sus tierras torturadas por atentados indiscriminados, ataques guerrilleros y asesinatos selectivos mediante drones. El futuro económico y político parece vinculado al petróleo que subyace en sus aguas oceánicas. Desde el pasado 4 de agosto y hasta el 21 de marzo de 2021, se pueden presentar ofertas para la explotación de siete áreas presuntamente ricas en crudo y gas.
La primera intención del gobierno federal fue subastar quince bloques de unos 20.000 kilómetros cuadrados para la explotación de los recursos, pero la autoridad redujo los lotes a la mitad ante la desfavorable situación de esta industria, que ha reducido la inversión en prospecciones debido a la reducción de la demanda y la caída de los precios del combustible. La república africana es rica en materias primas, pero se enfrenta a graves problemas estructurales y coyunturales. En cualquier caso, las estimaciones hablan de unas reservas cercanas a los 30.000 millones de barriles.
El presidente Mohamed Abdullahi Farmajo fue interrumpido cuando leía el pliego de condiciones de esta iniciativa en el Hotel Claridge de Londres.
El incidente tuvo lugar en marzo de 2019, cuando el dirigente presentaba el proyecto a las empresas interesadas.
Entonces, un manifestante irrumpió en el salón de conferencias denunciando que la industria extractiva tan sólo beneficiaría a una elite depredadora.
No carecía de razón que proporciona informes de riesgo país, Somalia está considerado el país más corrupto del mundo y sus nuevos socios comerciales deberían tener en cuenta que el sistema judicial no funciona, la policía resulta ineficaz y las fuerzas armadas sufren el robo de medios en su propio seno.
Las firmas instaladas en el país recurren a la seguridad privada, impulsada por grupos paramilitares, para protegerse en este clima de absoluta incertidumbre.
Los futuros ingresos de petróleo pueden evaporarse en el trópico somalí. La ley de la jungla domina en la economía nacional con una Administración débil donde las contrataciones públicas se realizan privadamente, los fondos públicos suelen desviarse y el mercado está controlado por una oligarquía asociada al poder.
Además, la falta de un efectivo control gubernamental permite a las diversas milicias aplicar su propia tributación y beneficiarse del soborno sistemático.
INFORMACIÓN: HOY